BLOG DE ANTENA MISIONERA

"Mirar con los ojos de los que sufren"

Semana Santa 2012. Reflexión para cada día

Posted by antenamisionera en marzo 26, 2012

DOMINGO DE RAMOS

             Al comenzar la Gran Semana, la Semana Santa, me viene a la mente una pregunta: ¿qué haremos nosotros al pie de la Cruz? Y siento la tentación de recordar aquí un texto de José Luís Martín Descalzo, que lo cito a la letra:

            “Yo he meditado muchas veces sobre un pequeño dato de los evangelios que siempre me desconcierta: aquel en el que se cuenta que cuando Cristo murió, los  soldados que le habían crucificado se sortearon la túnica.

            ¿Se la sortearon? ¿Con qué? Probablemente con unas tabas, que era el juego de la época. ¿Y qué hacían unas tabas al pie de la cruz?

            Es muy simple: los soldados sabían que los reos tardaban en morir. Así que iban prevenidos: llevaban sus juegos para entretenerse mientras duraba la guardia y la agonía de los ajusticiados. Es decir, a la misma hora en que Cristo moría, en el momento en el que giraba la página más decisiva de la historia, había, al pie mismo de ese hecho tremendo, unos hombres jugando a las tabas.

            Y lo último que Cristo vio antes de morir fue la estupidez humana: que un grupo de los que estaban siendo redimidos con su sangre se aburrían allí, a medio metro.

            De todo lo que los evangelistas cuentan de aquella hora me parece este detalle lo más dramático y también, desgraciadamente, lo más humano de cuanto allí aconteció”.

            “Los hombres estaban ciegos. Ciegos de egoísmo voluntario. Y uno no puede pensar sino con tristeza en el día del juicio de aquellos soldados, cuando se les preguntara lo que hicieron aquel  viernes tremendo y tuviesen que confesar que no se enteraron de nada, porque estaban jugando a las tabas”.

            “Pero ellos no eran más mediocres que nosotros: todos vivimos jugando a las canicas, encerrados en nuestro pequeño corazoncito, creyendo que no hay más problemas en el mundo que ese terrible dolor de nuestro dedo meñique”. (José Luís Martín Descalzo)

 

            A lo largo de la Cuaresma he podido ver páginas enteras de anuncios de “dónde pasar la Semana Santa”. ¿Será para evadirnos de tener que enfrentarnos con la tremenda realidad de Dios y del hombre? Es posible que para muchos sea una semana de vacaciones. No dudo de que la gente también necesita del descanso. Pero ¿y no necesitará también de plantearse los grandes problemas que afectan al sentido de la vida?

            Y el resto de los que no tomaremos vacaciones, no iremos a Varadero, ni a Punta Cana, ni a Río o Buenos Aires, ¿qué haremos en estos días que llamamos “santos”?

            El misterio de la Cruz no puede ser algo que pase desapercibido, pues se trata del gran misterio y la gran revelación de Dios al hombre.

            La Cruz nos revela el corazón de Dios.

            La Cruz nos revela cómo piensa Dios del hombre.

            La Cruz nos revela lo importante que es el hombre para Dios.

            La Cruz nos revela cómo ama Dios al hombre.

            Es al pie de la Cruz donde podremos conocer el misterio de Dios, porque es en la Cruz donde Dios dice su última palabra sobre sí mismo.

            Es el pie de la Cruz donde podremos conocer el misterio del hombre, porque es en la Cruz donde Dios dice su última palabra sobre el hombre.

            Es al pie de la Cruz donde cada uno podremos reconocer la verdad de nuestro corazón y de nuestras vidas.

            No es el momento de matar el tiempo jugando a “tabas” a la espera de que muera.

            Es el momento de guardar silencio y ser testigos de su muerte.

            Es el momento de guardar silencio para experimentar la verdad de Dios en nuestros corazones.

            Pero también el momento de guardar silencio avergonzados de lo que los hombres somos capaces de hacer con Dios.

            Porque si en ella Dios se revela y manifiesta, también el hombre revela y manifiesta de lo que es capaz de hacer. A Dios siempre la ha ido mal cada vez que se ha puesto en manos del hombre.

            Al pie de la Cruz es la hora de reivindicar los “Derechos humanos del hombre”. Pero también de reivindicar los “Derechos de Dios”. Porque ¿dónde están los derechos de Dios en la Cruz?

            Al pie de la Cruz es la hora de contemplar al Crucificado, pero también de tomar conciencia de los crucificados de hoy y de siempre, cuyos derechos tampoco reconocemos.

            Es el silencio que “hace memoria del pasado de Dios crucificado”. Y es el silencio que hace “memoria del hoy de Dios crucificado en los hombres” porque El prolonga su Pasión y su Cruz en la vida de los hombres.

            Silencio. Memoria. Actualización. Celebración.

            Durante estos días en los que celebraremos el misterio de la Cruz:

            – ¿qué haremos nosotros al pie de la Cruz?

            – ¿estaremos aburridos y buscaremos cómo distraernos?

            – No jugaremos a tabas, pero ¿en qué nos entretendremos para no enterarnos de nada?

            – ¿Nos sentiremos aludidos por la muerte de Jesús?

            – ¿O simplemente nuestros pequeños problemas serán más importantes que el hecho de presenciar nuestra redención y salvación?

            – ¿Qué responderemos cuando Dios nos pregunte qué hicimos celebrando su Muerte en la Cruz?

 LUNES

“¿Qué acusación traéis contra este hombre?” (Jn 18, 29)

– Dios en el banquillo de los acusados.
Dios sometido a juicio por los hombres.
¿No nos habremos vuelto locos? “¿Qué acusación traéis contra este hombre?”

– Señor, es lo que mejor sabemos: acusar.
Es lo que mejor nos va.
Nos hacemos jueces de todo el mundo.
Y tú no te escapas a nuestro juicio.
No aceptamos dejarnos juzgar por tu Evangelio, y entonces te juzgamos y condenamos a ti.

– “¿Qué acusación traemos contra ti?”
Son demasiadas las acusaciones que tenemos contra ti:
Te acusamos de hablarnos y decirnos las cosas, demasiado claras.
Te acusamos de exigirnos demasiado.
Te acusamos de no hacernos caso.
Te acusamos de poner al descubierto nuestras mentiras e hipocresías.
Te acusamos de no secundar nuestros intereses personales.
Te acusamos de no aceptar nuestra moral de conveniencia.
Te acusamos de no aceptar que juguemos a dos caras: a cristianos y paganos.
Te acusamos, Señor, de todo aquello que a nosotros nos conviene para nuestros gustos, nuestros egoísmos, nuestros orgullos.
Si pensaras como nosotros no pasaría nada.
Pero te empeñas en pensar distinto a nosotros.
¿No ves cuántas acusaciones tenemos contra ti?

– Sobre todo te acusamos, Señor, porque te empeñas en cambiar nuestro sistema.
A nosotros nos va mucho mejor con nuestro sistema del dinero, del tener, del poder.
Y tú quieres implantar el sistema del dar, del compartir, de la fraternidad, del servicio.
Esto echa abajo todo nuestro sistema. Y no estamos dispuestos a ello.

Actitud para hoy:
– ¿Qué acusaciones tengo en mi corazón contra Dios?
Debo ser sincero y sacar afuera todas esas acusaciones secretas que tengo dentro de mí contra Él.
– ¿A cuántos hermanos siento cada día en el banquillo de mi juicio y me hago acusador de ellos?

 MARTES

“Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra ley”. (Jn 18, 31)

– Ya ves, Señor: te andan como pelota de pin pon. Te llevan de unos a otros.
Nadie encuentra nada que justifique tu condena.
Todos empeñados en sentenciarte.
Nadie tiene razones suficientes para hacerlo.
Y se empeñan en hacerlo.
Es decir, no importa la inocencia.
Lo que importa es que seas considerado merecedor de la muerte.

– Pero ya ves, Señor, lo delicados que somos todos.
Nadie quiere asumir la responsabilidad de tu muerte.
Todos te quieren ver crucificado, pero eso sí, que sea el otro el que te condene.
Los judíos empeñados en que sea Pilatos quien te sentencie.
Pilatos empeñado en devolverte a los judíos y que ellos decidan sobre ti.

– Eres toda una pelota de pin pon.
En pocas horas has recorrido todos los tribunales.
Todos son tan honestos que nadie decide absolverte.
Todos viven del engaño.
Salvar la propia inocencia.
Pero eso sí, que tú termines con tus huesos en la Cruz.
Así te damos muerte, pero a la vez, nos sentimos inocentes, «yo no fui”.
¿No te das cuenta, Señor, de lo sinceros y honestos que somos todos?

– Es lo que hacemos cada día.
Todos nos escandalizamos de lo mal que lo pasan muchos hermanos nuestros.
Pero ¿crees que nos sentimos responsables?
Mutuamente nos echamos la culpa.
No hacemos nada por ellos.
Y salvamos nuestra responsabilidad culpando al gobierno, al Ministro de Economía, a quien sea.
Nosotros inocentes.
Mientras tanto, nuestros hermanos se mueren de hambre y de asco.
Es mejor cargar la responsabilidad sobre los otros. Así nosotros somos inocentes.

– Sabemos cómo te has podido sentir, Señor.
Porque nosotros lo experimentamos cada día.
Vas a una ventanilla y dicen que es la otra.
Vas a la otra y te remiten a no sé cual.
Al final de todo, te dicen que vuelvas mañana.
Y mañana seguimos recorriendo ventanillas.
Nosotros lo experimentamos cada día.
Por eso nos damos cuenta de lo que fue para ti que cada uno te remitiese al otro como un paquete que se envía por correo.

Actitud para hoy:
– Los problemas no se solucionan culpando a los demás, sino asumiendo cada uno nuestra propia responsabilidad.
Frente a las situaciones difíciles con las que me encuentre en el día de hoy, deberé analizar qué responsabilidad tengo en ello.
Y asumirla. No devolvérsela a los otros.
– Es fácil tratar a las personas como si fuesen cosas: “tomadle vosotros, haced con él lo que os venga en gana”.
Las personas no son sacos de cemento que se llevan y traen y tiran.
Hay en cada persona una dignidad que debo respetar por encima de todo

 MIÉRCOLES

«Nosotros no podemos matar a nadie». (Jn 18,31)

– «Nosotros no podemos matar», pero podemos hacer que otros maten por nosotros.
“Nosotros no podemos matar a nadie», pero sí exigimos que otros te maten por nosotros. Nosotros no queremos ensuciarnos con tu sangre, pero exigimos que otros se ensucien y manchen.
Es nuestra disculpa de siempre.
Salvar nuestra inocencia, aunque sea ensuciando la vida de los demás.

– No podían condenarte a muerte. Y lo reconocen.
Y sin embargo, exigieron tu condena.
¡Cuántas contradicciones del corazón humano en tu sentencia, Señor!
¡Cuánta hipocresía rodeó tu condena!
Y eso debió dolerte tanto como la sentencia misma.
Tus últimas horas tuviste que moverte en medio de la mentira, el engaño, la traición y la falsedad.
Tú que eras la verdad, viviste los últimos momentos de tu vida en medio de la mentira.

– Tú aceptas nuestras debilidades, pero no puedes soportar nuestras hipocresías.
Tú aceptas nuestras equivocaciones, pero no puedes con nuestras mentiras.
Tú puedes con nuestros pecados, pero no aguantas nuestras falsedades.
Porque al débil, lo puedes levantar con tu fortaleza.
Al que se equivoca, lo iluminas con tu verdad.
Y al que peca, lo sanas y curas con tu gracia.
Pero ¿qué puedes hacer con el mentiroso y el falso de corazón?

– Con frecuencia, nuestra inocencia tiene muy poco de inocente.
No nos atrevemos a hacer las cosas, pero hacemos que otros las hagan.
No mentimos, pero hacemos que otros mientan.
No engañamos, pero hacemos que otros engañen.
Tal vez no nos atrevemos a pecar, pero ¿no seremos culpables de los pecados de los demás?

Actitud para hoy:
– Necesito hacer un viaje al fondo de mi corazón.
Debo descubrir sus mentiras, sus falsedades, sus engaños.
– Antes de escandalizarme de la mentira y engaño de los otros, mejor hago una limpieza en el mío. Porque sólo la verdad me hará libre.
– Cierto, yo no puedo matar a nadie.
Sólo Dios es el dueño de la vida y de las vidas

 JUEVES SANTO

“¿Dónde quieres que la preparemos? 
Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre llevando un cántaro de agua…” (Lc 22, 9-10)

– ¿Dónde celebrar la Pascua?
No hay Pascua sin Jesús, pero tampoco hay Pascua sin los hombres.
Por eso, la Pascua se celebra allí donde están los hombres. Id a la ciudad.
Es ahí, no en la soledad, no huyendo de la gente.
No escapándose del mundo.

– Para celebrar la Pascua hay que ir:
donde está el hombre,
donde el hombre vive,
donde el hombre anda por la calle,
donde el hombre carga con el cántaro de agua.

– Jesús quiere celebrar la Pascua allí donde nos encontramos con el hombre y entramos en diálogo con él.
Para orar, Jesús se retira a un lugar solitario, pero para celebrar la Pascua,         Jesús envía a los suyos a la ciudad, al encuentro con los hombres.
Para orar, se retiró al silencio nocturno del Huerto de los Olivos.
Pero para celebrar la Pascua prefirió el ruido de la ciudad, el ruido de los hombres.
La Pascua tiene sabor a Dios pero también sabe a hombres.

– La gran pregunta del cristiano también hoy es: Señor, ¿dónde quieres que te preparemos la Pascua? Y la respuesta es siempre la misma: Id, a la ciudad. Id a donde están los hombres. Todos los hombres.
Los ricos y los pobres.
Los que se creen libres y los que luchan por su libertad.
La Pascua se celebra bien allí donde haya hombres a quienes anunciarles la buena noticia de su liberación espiritual y humana.
La Pascua se celebra bien allí donde al hombre lo abrimos a la esperanza y lo hacemos sonreír de nuevo a la vida. .

– Son muchos hoy los hombres y mujeres que llevan y cargan su cántaro de agua porque no la tienen en casa y deben ir a buscarla al camión cisterna que la reparte en el barrio.
También será Pascua para ellos cuando podamos anunciarles que pronto tendrán agua en casa.
Son muchos los lugares donde hoy Jesús quiere que le preparemos la Pascua.
Son muchos los hombres y mujeres para quienes la Pascua aún no ha llegado, pero que nosotros ya podemos anunciársela y compartirla gozosamente con ellos.

Señor, ¿dónde quieres que hoy mismo te preparemos la Pascua?
Id a la ciudad.
Id al arenal.
Id a las esteras.
Id a las casas alfombradas.
Id al mundo del trabajo.
Id a la oficina.
Preparadla allí hasta que yo llegue.

Actitud para hoy:

– La Pascua es algo que se celebra en algún lugar, no en el vacío.
¿Dónde le puedo preparar yo hoy la Pascua a Jesús?
– Debo salir de mi casa, salir a la calle y encontrarme con los hombres.
Preguntarles también a ellos en qué sitio de su corazón puede Jesús celebrar hoy su Pascua

 VIERNES SANTO

“Mirarán al que traspasaron”. (Jn 18,37)

– ¡Cómo cambian las cosas!
Hasta hace unas horas, la Cruz era signo de maldición.
Y el que colgaba del madero era un maldito.
Pero, desde que Jesús subió a la Cruz, ni la Cruz es una maldición, ni el crucificado un maldito.
Cruz y Crucificado se hacen bendición.
Porque se hacen vida y se hacen revelación de Dios.

– Ya lo había dicho Jesús. “Cuando sea levantado en alto atraeré a todos hacia mí”.
Y el profeta lo había anticipado: “Mirarán al que traspasaron».
Lo que era signo de ignominia ahora se hace signo y palabra de revelación.
Desde ahora la Cruz será un lugar de cita de Dios con el hombre y del hombre con Dios. Y cuando Dios y el hombre se encuentran y se dan la mano en la Cruz de Jesús, Dios se revela en sus intimidades al hombre y el hombre descubre la verdad de Dios.

– Ahora, cuando el hombre quiera saber algo de Dios, le bastará mirar a la Cruz.
Y en ella podrá leer el amor hasta el extremo que Dios le tiene.
Y Dios se revelará como amor y como vida. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio hijo, para que todo el que crea en él tenga vida eterna».

– El misterio de la Cruz nos clarifica toda la vida de Jesús que se hace inteligible al hombre.
Lo que antes era incomprensible ahora se hace claridad.
Y a la vez, la Cruz clarifica la verdad de Dios para con el hombre.
La historia entera apunta hacia la Cruz.
En la Cruz la historia de salvación llega a la plenitud de su verdad.
Y en la Cruz da comienzo una nueva historia para los hombres.

– Creer, es para el cristiano mirar a la Cruz.
Creer, es para el cristiano descubrir el amor.
Creer, es para el cristiano encontrarse con la vida.
Cristiano es aquel que mira a la Cruz y en ella se reconoce como amado de Dios. Cristiano es aquel que mirando a la Cruz, aprende a leer de una manera diferente su propia vida y su propia historia.
Mirar a la Cruz, es sentirse bendito en quien pasó por la experiencia de la maldición.

Actitud para hoy:
– ¿Cuánto tiempo hace que no miro fijamente y en silencio a la Cruz?
Sería bueno que hoy me dé un tiempo para quedarme mirándola despacio, serena y tranquilamente a la escucha de su Palabra.
– La Cruz que llevo colgada de mi pecho será para mí un signo de bendición, porque debo verla como signo de mi salvación

 SÁBADO SANTO

“En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo”. (Jn 19. 41)

– Había un huerto. Un jardín.
Huerto y jardín nos hablan de creación y nos hablan de semillas, de flores y de vida.
Es la lectura que hace Juan del Calvario.
El Calvario es el nuevo huerto de la nueva creación.
Del hombre nuevo que nace de la muerte de Jesús.
El Calvario es el huerto donde se siembran las nuevas semillas que serán las flores y los frutos nuevos de la Pascua.

– En la muerte de Jesús el hombre descubre su verdadera realidad, su verdadera estatura y trascendencia.
En la muerte de Jesús Dios va a completar la obra incompleta de la Creación.

– En el Calvario, en la muerte de Jesús, hasta el sepulcro es nuevo.
No estrenado por nadie.
Porque es a partir de su muerte que también los sepulcros serán todos nuevos.
Porque en cada uno de ellos dejará de escribir su nombre la muerte para escribir el nombre de la vida.
No sé por qué el hombre sigue escribiendo en las losas de los sepulcros las famosos letras del «aquí descansa», cuando en realidad debiera escribir «aquí resucitó… aquí no está».

– Jesús estrena un sepulcro nuevo donde la muerte no tiene nada que hacer.
Un sepulcro que no ha experimentado la muerte y que por primera vez va a experimentar la vida.
Un sepulcro que no se estrena con la muerte sino que se estrena con la vida.
En él, la vida fue más que la muerte. En él, la muerte quedó vencida por la vida.

– Por eso Jesús no tiene un sepulcro propio.
Es un sepulcro prestado. Porque desde entonces, todos los sepulcros están prestados a Jesús para que en ellos venza a la muerte y anuncie la vida.
Todos los sepulcros son suyos, porque en todos, Él se revela: como el Señor de la vida.

Allí donde termina Jesús, comienza el hombre.
Allí donde Él muere, el hombre se abre a la vida.
Allí donde todo parece hablar de muerte, Dios se hace semilla de vida.

Actitud para hoy:
– ¿No hay demasiada desesperación en nuestras muertes?
– ¿No hay demasiada tragedia en nuestros entierros?
– La fe es la capacidad de ver lo que hay por detrás.
Lo que hay detrás de las cosas, las personas, y la muerte

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Hoy celebramos la Resurrección de Jesús:

Celebramos que el Crucificado está ahora Resucitado.
Celebramos que el sepulcro donde lo enterramos está vacío.
Celebramos que lo que antes hablaba de muerto, hoy huele a vida.
Celebramos que el que dábamos por perdido, se nos aparece vivo.
Celebramos que el que nos había desilusionado, ahora es compañero de
camino.
Celebramos que el que creíamos había fracasado, ahora lo vemos triunfante.

Pero la Resurrección no es algo que hemos visto, sino algo que experimentamos.
El hecho de resucitar no tiene testigos, pero sí testigos de que ha resucitado.
Yo no estaba allí presente, pero debo hacerle presente a Él en mi vida.
Por eso, más que explicaciones, la Resurrección necesita de testimonios.

Esta mañana yo estoy llamado a manifestarla en mi propia vida.
Esta mañana yo estoy llamado a gritar que es cierto, que “lo he visto”
Esta mañana yo estoy llamado a decir, no como El “vean mis manos”, sino “vean mi vida”.

Porque antes yo estaba muerto y ahora vivo.
Porque antes yo era esclavo de mí mismo y ahora soy libre.
Porque  antes todo lo veía negro y ahora lo veo luminoso.
Porque antes todo me parecía imposible y ahora todo lo veo posible.
Porque antes me sentía a gusto con lo que era y ahora me siento nuevo.
Porque antes pensaba como todos y ahora pienso como Dios.
Porque antes le buscaba entre los muertos y ahora le reconozco entre los vivos.
Porque antes pensaba que las cosas tenían que ser así y ahora pienso pueden ser distintas.

Porque antes te veía como un extraño y ahora te reconozco como a mi hermano.
Porque antes te veía como lejano y ahora te siento como a mi prójimo.
Porque antes pensaba que podía aprovecharme de ti y ahora siento que debo servirte.

Porque antes veía al mundo como de los hombres y ahora lo veo como obra de Dios.
Porque antes me encerraba en mi egoísmo y ahora siento que me debo a ti.
Porque antes sentía que las cosas eran mías y ahora siento que debo compartirlas.
Porque antes me sentía individualista y ahora me siento comunidad.

Porque antes le sentía lejano y ahora siento que vive en medio de nosotros.
Porque antes sentía que la muerte era lo último y ahora siento que lo último es la vida.
Porque antes sentía el vacío de mi corazón y ahora te siento a ti dentro de mí.
Porque antes necesitaba razones para creer en ti y ahora me basta tu experiencia.
Porque antes creía que el mundo tenía la razón y ahora veo que la razón la tiene Dios.
Porque antes me sentía a gusto con mi pecado y ahora siento el gozo de tu gracia.
Porque antes veía el mundo como un montón de gente y ahora siento somos una comunidad de hermanos.

Porque antes pensaba que la muerte era el final y ahora comprendo que es un comienzo.
Porque antes pensaba en la gente y ahora siento que debo amarla.
Porque antes estaba cerrado y ahora tú me  has abierto al mundo entero.

Sé que he resucitado porque ya no me siento viejo y gastado sino que me siento nuevo, recién nacido en tu propia vida.
Sé que he resucitado porque la noche de mi vida también se ha convertido en un nuevo amanecer.
Hoy no soy el de ayer.
Hoy me siento nuevo, resucitado en el Resucitado.
Ayer sentía la tristeza de tu muerte, y hoy siento la alegría de tu nueva vida.
Hoy puedo cantar con gozo en mi corazón “Resucitó, aleluya”. “Resucité, aleluya”.

6 respuestas to “Semana Santa 2012. Reflexión para cada día”

  1. Excelente escrito, me conmovio mucho. Dios los bendiga

  2. Bernardita said

    Gracias Bernardo por compartir tu reflexión, me llega a través de Andrea. Fiestas sagradas y santas que no siempre nos adentramos en ellas.
    Un cariño para vos y ¡FELICES PASCUAS!

  3. Ana said

    Lo encuentro extraordinario. Voy a ocuparlo en el colegio. Muchas gracias y que Jesús te bendiga con abundancia.

  4. eXCELENTE

  5. La verdad muy bueno, excelente la reflexion ojala todos podamos tomarnos estos dias para pensar en nuestra vida y que rumbo tiene, y a que cosas le damos priorioridad. bendiciones

  6. Teté Pell said

    Exelente escrito, lo voy a compartir con mis amigos de face, gracias y que
    Dios te Bendiga.
    Teté

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