Por Bernardo Baldeón
Allá por el año 1991, las Naciones Unidas aprobaban una resolución de su Asamblea General sobre “los principios a favor de las personas de edad”.
El documento lleva como título “Una sociedad para todas las edades”. Afronta temas como la independencia, la participación, los cuidados, la autorrealización y la dignidad de las personas mayores. Desgraciadamente ha pasado a formar parte de una larga lista de documentos promulgados por la ONU, que expresan los mejores deseos e intenciones de los países, pero que terminan en el baúl de los olvidos.