Dios se arrodilla frente al pecador para perdonarlo
Posted by antenamisionera en marzo 18, 2010
(Domingo 5º de Cuaresma, 21 de Marzo de 2010)
Evangelio: Jn 8, 1-11
Una mujer acosada
Un hecho tan real como la vida misma tan de ayer y tan de hoy. Aparece como un desafió a toda religión que cultiva la relación con Dios y no descubre a un Dios implicado en las historias dolorosas de tantas mujeres. Acércate a todos los acosados si quieres acercarte a Dios. Dios está con las víctimas.
Jesús está enseñando en el templo. Habla del perdón y de la misericordia. Hay mucha novedad en su enseñanza. Muchos lo perciben y lo escuchan. Un grupo de perfectos le traen a una mujer sorprendida en adulterio. El templo se ha convertido en lugar de condena. Examina tu corazón. No te acerques a Dios con personas condenadas en tu interior.
Los dirigentes de Israel, tan cercanos a Dios, miran a la mujer como un desierto sin agua. No saben descubrir que Dios abre fuentes en pleno desierto. Condenan sin más; sus vidas no han sido tocadas por el Dios, al que rezan y ofrecen sacrificios. Deja que este relatote haga planteamientos hondos acerca de tu fe en Dios y una estilo de vivir recreado por el Dios amigo de toda vida.
En el templo, rodeada de miradas de condena, se encuentra una mujer a falta de una mirada que la abra la vida y sople sobre ella el viento de la esperanza. La mujer, a la que le arrebatan la vida, esta a punto de encontrarse con un torrente de agua sin compuertas. Mira con la mirada de Jesús a tantas mujeres maltratadas, heridas, golpeadas, marginadas, sin voz.
A Jesús le han preguntado qué hacer con ella. En voz alta llaman culpable a la mujer. Jesús en vez de responder escribe en el suelo. Así es la historia de Dios con la humanidad: un progresivo abajamiento para escribir en el polvo palabras de salvación y no de condena. Abájate, como Jesús, para mirar la vida desde abajo, donde están todos los caídos.
Jesús esta recreando una vida, esta abriendo el presente casi apagado de una mujer, tapado por tanta mirada acusadora, a nuevas posibilidades. Acércate a las personas y perdónalas. Cuando perdonas, levantas la vida.
A los que tienen piedras en las manos les dice Jesús que se detengan y miren por dentro para descubrir que también ellos están necesitados de la gracia. Sólo cuando todos ellos se vean mirados por la gracia, serán capaces de mirar de forma nueva a la mujer que está en el suelo. Ninguno se atreve a tirar las piedras, todos se van. Abre tu vida a la gracia y a la misericordia que te trae Jesús. Con ellas podrás mirar los pecados de los demás de una forma sorprendente.
Jesús se queda sólo con la mujer. Entabla un diálogo con la mujer: Jesús no condena, mira, levanta, sonríe. A pesar del viento y de la marea se ha hecho presente la ternura el Padre. Hay alegría honda en ese tú a tú. Quédate a solas con Jesús. Déjate que te mire, mírale tú. Dialoga con él. Hablad de amor y no de rencor, de paz y no de venganza, de perdón, siempre del perdón que levanta toda vida.
El perdón celebrado
Jesús abre caminos en el mar de la condena donde no hay caminos ni esperanzas. Y eso tienes que celebrarlo.
Jesús sale al paso con una novedad inaudita, pone vida nueva allí donde triunfa la muerte. Y eso tienes que celebrarlo.
Jesús levanta la vida por muy acosada que ésta se encuentre, ama la vida y pone vida plena en tantas situaciones de muerte que nosotros creamos. Y eso tienes que celebrarlo.
Jesús cambia la suerte de los más pisoteados y la boca se llena de risas y la lengua de cantares. Parece un sueño. Y eso tienes que celebrarlo.
Jesús ha puesto en comunión una historia muy humana y una historia muy de Dios. Y eso tienes que celebrarlo.
rufino said
dios nos ama