Eucaristía: Reflexión en el día de Corpus
Posted by antenamisionera en junio 6, 2010
“Pero ¿qué es esto para tanta gente?” Jn 6,9
Por Stefano Camerlengo *
Es una pregunta que se hacía Andrés, hermano de Simón Pedro. Después de haber dicho a Jesús: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces”, poniendo de manifiesto la enorme desproporción entre estos escasos alimentos y la “gran muchedumbre” necesitada de comer, pregunta: “Pero ¿qué es esto para tanta gente?” (v. 9).
Pregunta por demás lógica, comprensible y hasta sugestiva. Manifiesta la pobreza de las capacidades humanas y de los recursos materiales y económicos ante el hambre de pan y de Dios que atormenta al cuerpo y al alma de los seres humanos. Y también nuestra pobreza, nuestra debilidad y desproporción por edad, la salud, la falta de preparación, la diversa mentalidad y estilo… Es la pregunta que llevamos dentro cada uno de nosotros ante la misión. Es el grito de nuestra gente que busca, llama, pide y a la que no siempre, sino más bien escasas veces, podemos dar respuestas adecuadas y satisfacer sus necesidades.
Ésta es realmente la pobreza de nuestra misión, el riesgo de nuestra presencia, la dificultad de ser signo. Es la pobreza de la “debilidad” que Jesús mismo quiere que sea denunciada y reconocida, porque solamente así se puede acoger la revelación de Dios, su amor y su piedad. La limitación, más aún, la nulidad del hombre, remite a la riqueza y al todo de Dios. En realidad, solamente Dios puede celebrar el convite del gozo mesiánico que procura milagrosamente el alimento al pueblo en el desierto; solamente Cristo, el Señor, puede tener preparada la cena pascual en la que da su Cuerpo y su Sangre como comida y bebida de vida eterna.
Y sin embargo contamos con “dos peces”, que son nuestros dones, nuestros carismas, los valores de todo misionero que, compartidos, hacen un milagro. Tenemos “dos peces” que son también la aportación de nuestra gente, de los pueblos y las culturas donde trabajamos. Y con estos “dos panes y dos peces” estamos llamados a construir el Reino, sin esperar excesivamente en “ayudas o apoyos de fuera”, porque la misión se construye en el territorio con la gente del lugar y a su ritmo.
* Vice Superior General de los misioneros de la Consolata
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