Por María José Ferrer Echávarri
Las actuales reflexiones sobre metodología científica han puesto de manifiesto que la ciencia no es ni neutral ni objetiva. Los estudios de cualquier disciplina dependen de variantes que van desde los sujetos concretos que elaboran la ciencia, inmersos y, por tanto, condicionados, lo quieran o no, por su contexto histórico-socio-cultural, hasta los intereses de la sociedad en que se generan dichos estudios. Esta parcialidad de la ciencia afecta también a la teología.
Hasta hace tan solo unas décadas, la teología era un asunto exclusivamente de varones, clérigos en su inmensa mayoría, pues eran los únicos a los que les