Sin empleo y sin entierro
Posted by antenamisionera en febrero 1, 2013
“Boda civil elegante, pero barata: todo en un paquete, desde celebrante hasta lista de regalos”. “Entierro civil de costo reducido”. “Alquiler de kimono para puesta de largo”… Con semejante publicidad se afanan las empresas de rituales para captar a la clientela japonesa. La muerte se convierte en industria lucrativa y aumenta la comercialización de los ritos de tránsito.
El negocio es rentable: una empresa de construcciones se alía con otra de gas para reconvertirse en tanatorio y crematorio. El catálogo de servicios propone a consumidores preparar su propio entierro con rebaja, en vez de ir a los templos.
Tradicionalmente se celebra en familia el velatorio. La funeraria arregla el cadáver en el altar doméstico, con flores y foto del difunto. Un monje budista quema incienso cantando una letanía de sutras, por lo que recibe una remuneración considerable. Al día siguiente, incineración en el crematorio y entierro de las cenizas en el templo. Se inscribe en una tableta el “sobrenombre de ultratumba”, por el que también se paga al templo, que vive de estos ingresos. Las visitas de pésame ayudan depositando donativos de condolencia. Hoy crece hasta en un tercio el número de familias que ahorran eligiendo una cremación barata en privado.
Las empresas de rituales ofrecen facilidades: “todo en un paquete”, flores, féretro y hasta un monje alquilado para que entone una oración por poco precio. Trae cuenta el rito laico, en vez de los gastos religiosos. Pero, aun así, cuesta caro morirse y preocupa a muchas familias ahorrar para el entierro.
Hay un chiste malo de actualidad en japonés, con el juego de palabras entre “estar en el paro” y “no tener donde caerse muerto”.
“Trabajo” y “entierro” son dos palabras de igual pronunciación; se distinguen por escribirse con caracteres distintos. Tan difícil hallar empleo como tener entierro barato. La broma está servida: “¿Qué busca la gente? La juventud busca empleo, los mayores buscan entierro”.
No parece chiste la triste realidad: mientras aumentan las personas que parecen enterradas en vida buscando lo que no encuentran, viven bien y mejor quienes sacan partido de “supermarquetizar” la vida cotidiana…
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