¿Buenas noticias en un “estado de malestar”?

Por Bernardo Baldeón

Nos hicieron creer que el “estado de bienestar” era algo que iba a crecer y crecer, de forma indefinida. Cada vez tendríamos más, viviríamos mejor… Un ascenso sin límites.

Nos engañaron, pero en buena parte, creímos en ello porque la ambición es fuerte y difícil de dominar. Y así compramos sellos que supuestamente valían mucho, o preferentes que nos iban a dar mucho dinero.

Deseábamos conseguir la mayor ganancia en el menor tiempo posible. Y pusimos en ello todo nuestro esfuerzo.

Cierto que hay quienes fueron engañados de forma no solo desleal, sino a veces inhumana. Pero caímos en la trampa de pensar que el dinero se multiplicaba por sí mismo hasta casi el infinito… y con eso garantizábamos nuestro bienestar.

Las promesas que nos hacían nos cegaron. Olvidamos algo que está delante de nuestros ojos. Aunque muchos medios de comunicación lo oculten de forma sistemática: la mayoría de las personas de nuestro mundo vive en un “estado permanente de malestar”. Y ese “malestar”, que es pobreza, hambre, muerte prematura… y lo peor, son ellos quienes paga en buena parte la factura de nuestro “bienestar”.

Nos siguen engañando cuando nos dicen que la crisis actual es un problema financiero. En el fondo hay un problema de relaciones internacionales que está quebrando de forma estrepitosa.

La economía se convirtió en gran “casino” donde los poderosos apostaban a quién perdía, y hacían todo lo posible para que un país o un continente se hundiese… eso les daba ganancias. El precio, son vidas humanas, peor asistencia sanitaria, una educación cada vez más elitista y sin espacio para los pobres, una concentración de los medios de comunicación en pocas manos, niveles de desempleo que no responden a las posibilidad de la realidad, corrupción cada vez más extendida, reforzamientos de los movimientos fundamentalistas y violentos…¡Y algunos quieren seguir poniendo “tiritas”!

Los intereses de una minoría han logrado globalizar en poco tiempo el “estado del malestar” por todas partes.

En este número de Antena Misionera podrás leer artículos sobre las personas dependientes, las dificultades para acceder a la educación, la violencia fruto del deseo de poder o de fundamentalismos religiosos, la conversión de la salud en un negocio, la tecnología de las centrales nucleares que se vuelve contra las personas… Problemas que se encuentran en países de cualquier continente.

Hemos globalizado los problemas, pero nos falta mucho camino para globalizar soluciones, para globalizar la solidaridad.

Octubre es tradicionalmente el “mes de las misiones”: un mes en el que se nos invita a pensar más allá de nuestras fronteras geográficas, culturales, personales, ideológicas o religiosas… Se nos invita a ver a la humanidad como una sola familia y buscar soluciones a sus problemas.

No es fácil anunciar buenas noticias en un “estado de malestar”. Debemos volver al evangelio. Cuando Jesús envía a sus discípulos a predicar el reino y curar enfermos, les dice que no lleven ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni túnica de repuesto.

Jesús sabía que las buenas noticias se anuncian cuando llevamos humildad, bondad, respeto, tolerancia y cariño.

Solo con esas actitudes podremos ser testigos del evangelio de Jesús.