Por Juan Zapatero Ballesteros (Eclesalia)
Día sí y casi día también nos despertamos con una sorpresa del Papa Francisco. Solamente por recordar las últimas, hacer mención, en primer lugar, de la que quizás más impacto ha producido no solo entre la gente en general, sino de manera especial entre las personas que solemos calificar o conocer como gente de Iglesia. Había dicho ya cosas muy fuertes en el plano de la denuncia sobre el terrible drama que están viviendo un ingente número de personas como consecuencia de la pobreza (mejor llamarlo miseria para ser más exactos), las guerras y la persecución por motivos diversos. Respecto a esta cuestión Francisco no ha vacilado en ningún momento, no se ha ido por las ramas ni tampoco se ha conformado con dar unos consejos más cercanos al misticismo que a la cruda realidad de la vida. A todas personas, pero de manera especial a quienes nos llamamos cristianos nos ha pedido abrir las puertas de nuestras vidas para compartir lo que somos y lo que tenemos con quienes carecen de lo más necesario: pan, casa, trabajo, paz, etc. Pero no se ha quedado con lo que en teoría pueden significar estas palabras; las ha concretado en realidades puras y duras mal que nos pese y posiblemente nos cueste aceptar. “Abrid vuestras iglesias, vuestros conventos, santuarios, etc.; más aún si están vacíos y acoged a toda esa gente que huye del horror y busca una vida más digna”. Lee el resto de esta entrada »