BLOG DE ANTENA MISIONERA

"Mirar con los ojos de los que sufren"

La búsqueda de la felicidad

Posted by antenamisionera en enero 25, 2017

Domingo 4 Ciclo A  – 29 de enero de 2017

Mateo 5, 1-12a.bienaventuranzas0

 

Todos experimentamos que la vida está sembrada de problemas y conflictos que en cualquier momento nos pueden hacer sufrir. Pero, a pesar de todo, podemos decir que la «felicidad interior» es uno de los mejores indicadores para saber si una persona está acertando en el difícil arte de vivir. Se podría incluso afirmar que la verdadera felicidad no es sino la vida misma cuando está siendo vivida con acierto y plenitud.
Nuestro problema consiste en que la sociedad actual nos programa para buscar la felicidad por caminos equivocados que casi inevitablemente nos conducirán a vivir de manera desdichada.
Desde que el hombre es hombre se ha ido incrustando en nosotros la mentalidad de que somos más cuanto más tenemos, más poseemos, más consumimos.

Y, desgraciadamente no hablamos solo de tener, poseer y consumir “cosas” materiales, sino también de tener, poseer y consumir “personas”. Cuanto más arriba estamos de los demás, pensamos que más valemos como personas.

Jesús, al proclamar las bienaventuranzas da vuelta a esa mentalidad. Dios defiende el valor, la dignidad de las personas. Dios, como Padre-Madre bondadoso quiere la felicidad de todos sus hijos.

Hoy nos dice: ¡cuidado, os estáis equivocando de camino! Tener mucho no hace a nadie más feliz. Al contrario.

Las Bienaventuranzas nos invitan a preguntarnos si tenemos la vida bien planteada o no, y nos urgen a eliminar programaciones equivocadas. ¿Qué sucedería en mi vida si yo acertara a vivir con un corazón más sencillo, sin tanto afán de posesión, con más limpieza interior, más atento a los que sufren, con una confianza grande en un Dios que me ama de manera incondicional? Por ahí va el programa de vida que nos trazan las Bienaventuranzas de Jesús.

Son realmente felices aquellos que pudiendo enriquecerse, se empobrecen, comparten sus bienes para que los demás no vivan en la pobreza. Son felices aquellos a quienes los poderosos han empobrecido quieren salir de su pobreza y no pueden, pero descubren que nada les puede impedir ser más humanos. Su riqueza está en su humanidad.

Jesús lucha contra la pobreza, pero alaba a aquellos que no se dejan llevar por el consumismo y a los que aún viviendo en la necesidad su humanidad es el mayor bien, y en ambos casos deciden compartir su “riqueza”.bienabenturanzas1

No se puede servir a dos señores: a Dios y al dinero. Solo quien entra en la dinámica del compartir acepta el Reino de Dios y está en condiciones de hacer un mundo más justo y más humano.

Si nos empobrecemos en el compartir, si ponemos a disposición de los demás lo mejor de nuestro ser humanos, muchas cosas cambiaran. Son el resto de las bienaventuranzas:

  • Los que sufren dejarán de sufrir,
  • Los que lloran encontrarán consuelo,
  • Los que tienen hambre y sed de justicia quedarán saciados,

Y ello será posible porque:

  • Los que prestan ayuda recibirán ayuda,
  • Los de corazón transparente verán a Dios,
  • Los que trabajan por la paz serán hijos de Dios,
  • Los que son perseguidos por la justicia entran en el Reino.

Alguien comentaba el evangelio de hoy con estas palabras: “El evangelio nos está diciendo que toda acumulación de bienes, mientras haya un solo ser humano que muera de hambre, es injusta. Ya sé que no lo queremos entender. Los economistas dirán que no puede haber progreso sin acumulación de capital. Los sociólogos dirán que la organización de la sociedad sería imposible, si no hubiera alguien que mandara y alguien que obedeciera.

            Lo que intentan decir las bienaventuranzas es precisamente que la sociedad tal como está hoy montada a nivel mundial es radicalmente inhumana e injusta, aunque cumplamos al pie de la letra todas las normas legales que nos hemos dado a nosotros mismos.

            Las bienaventuranzas nos están diciendo que otro mundo es posible. Un mundo que no esté basado en el egoísmo sino en el amor”.

Sin duda, las bienaventuranzas siguen siendo el gran desafío para los cristianos de hoy y para nuestras comunidades.

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