Por Leonardo Boff
No podemos juzgar a las personas, pues el juicio le corresponde solo a Dios, pero podemos juzgar sus comportamientos porque son realidades objetivas que pueden encontrarse en otras personas y en otras culturas.
Parece evidente que el comportamiento de Eike Batista se revestía de no poca arrogancia hasta el punto de pretender convertirse en la persona más rica del mundo. Llegó a estar entre los diez más opulentos del planeta. Para eso abrió innumerables frentes de enriquecimiento, colocando en ellos la sigla de su nombre con una X, que significaba la multiplicación: EBX. Pero el comportamiento arrogante hizo fracasar gran parte de sus empresas y lo arruinó como empresario. Finalmente, acabó preso acusado de corrupción, fraudes y lavado de dinero. Lee el resto de esta entrada »