Por José Carlos Rodríguez
Poco dura la alegría en la casa del pobre. Llevábamos poco más de tres meses de calma en Bangui, cuando el pasado 7 de febrero se torcieron otra vez las cosas. Todo empezó con una operación de la policía centroafricana encaminada a detener al jefe de milicia musulmán conocido como “Big Man”, de quien ya he hablado al menos en otra ocasión en este blog.
Durante el mes de enero, su grupo había atacado en tres ocasiones una iglesia bautista, ocupado una parroquia católica y aterrorizado a personas desplazadas que llevaban varias semanas intentando establecerse en sus antiguos barrios, destruidos durante las violencias de 2014 y 2015. Tras seguirle el rastro, el citado día, a eso de las cuatro de la tarde, una patrulla de la policía lo encontró en la calle principal del barrio conocido como el Kilometro Cinco y le dieron el alto. Todo ocurrió muy rápido: uno de sus guardaespaldas abrió fuego contra los agentes, y Big Man metió la mano en el bolso que llevaba colgado del hombro. No pudo sacar nada porque varias balas lo alcanzaron, lo mismo que a su asistente. Ambos murieron poco después. Si el guerrillero hubiera tenido tiempo de reaccionar, sin duda habría usado las dos granadas y el fusil que llevaba dentro de la mochila. Lee el resto de esta entrada »