BLOG DE ANTENA MISIONERA

"Mirar con los ojos de los que sufren"

IGUALES EN DIGNIDAD Y DERECHOS

Posted by antenamisionera en octubre 4, 2018

Domingo 27 del Tiempo Ordinario – 7 de Octubre de 2018

Evangelio: Marcos 10, 2-16.

 

 

Como tantas otras veces, los fariseos le plantean a Jesús una pregunta para ponerlo a prueba. Esta vez no es una cuestión sin importancia, sino un hecho que hace sufrir mucho a las mujeres de Galilea y es motivo de vivas discusiones entre los seguidores de diversas escuelas rabínicas: “¿Le es lícito al varón divorciarse de su mujer?”.

No se trata del divorcio moderno tal como lo conocemos hoy, sino de la situación en que vivía la mujer judía dentro del matrimonio, controlado por el varón. Según la ley de Moisés, el marido podía romper el contrato matrimonial y expulsar de casa a su esposa, incluso, según algunas escuelas rabínicas por causas tan nimias como que la comida estuviera sosa. La mujer, por el contrario, estaba sometida en todo al varón y, evidentemente, no podía hacer lo mismo.

Por tanto, la pregunta de los fariseos no era la pregunta por el divorcio, tal como ahora se plantea ese tema, sino la pregunta por la desigualdad de derechos entre el hombre y la mujer. Es decir, los fariseos preguntaban si los privilegios del hombre eran prácticamente ilimitados. Y justamente eso es lo que Jesús no tolera. La desigualdad de derechos está directamente en contra de la voluntad de Dios y del Evangelio.

La respuesta de Jesús sorprende a todos. No entra en las discusiones de los rabinos. Invita a descubrir el proyecto original de Dios, que está por encima de leyes y normas. Esta ley “machista”, en concreto, se ha impuesto en el pueblo judío por la “dureza de corazón” de los varones que controlan a las mujeres y las someten a su voluntad.

Jesús ahonda en el misterio original del ser humano. Dios “los ha creado varón y mujer”. Los dos han sido creados en igualdad. Dios no ha creado al varón con poder sobre la mujer. No ha creado a la mujer sometida al varón. Entre varones y mujeres no ha de haber dominación por parte de nadie.

Desde esta estructura original del ser humano, Jesús ofrece una visión del matrimonio que va más allá de todo lo establecido por la “dureza de corazón” de los varones. Mujeres y varones se unirán para “ser una sola carne” e iniciar una vida compartida en la mutua entrega sin imposición ni sumisión.

Este proyecto matrimonial es para Jesús la suprema expresión del amor humano. El varón no tiene derecho alguno a controlar a la mujer como si fuera su dueño. La mujer no ha de aceptar vivir sometida al varón. Es Dios mismo quien los atrae a vivir unidos por un amor libre y gratuito. Jesús concluye de manera rotunda: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el varón”.

El hombre y la mujer “no son dos, sino una sola carne”, es decir se funden en una unidad que es tanto como decir una perfecta igualdad en dignidad y derechos, por más que sean tan patentes las diferencias. La diferencia es un hecho. La igualdad es un derecho. Deducir de este evangelio lo que Jesús no puedo pretender decir, ya que ni se lo preguntaron, es manipular (por ignorancia) lo que dijo Jesús.

Con esta posición, Jesús está destruyendo de raíz el fundamento del patriarcado bajo todas sus formas de control, sometimiento e imposición del varón sobre la mujer. No solo en el matrimonio sino en cualquier institución civil o religiosa.

Hemos de escuchar el mensaje de Jesús. No es posible abrir caminos al reino de Dios y su justicia sin luchar activamente contra el patriarcado. ¿Cuándo reaccionaremos en la Iglesia con energía evangélica contra tanto abuso, violencia y agresión del varón sobre la mujer? ¿Cuándo defenderemos a la mujer de la “dureza de corazón” de los varones?

 

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