Por Jairo del Agua
Tengo que confesar que, cuando oigo hablar de intercesión, me chirrían todos los goznes. Interceder, en nuestra preciosa lengua española, significa «hablar en favor de otro para conseguirle un bien o librarlo de un mal».
Cuando intercedemos por otro nos comportamos como si Dios fuese un potentado, que no conoce a nuestro colega, y «se lo recomendamos» para que le haga algún favor.