En la cruz conocemos a Dios, en la cruz conocemos el amor
En el relato de la Pasión de Juan, la figura de Jesús aparece majestuosa, es dueño de sí mismo. Ni siquiera se hace alusión al «abandono» de Jesús. (Juan es el único evangelista que tampoco habla de la angustia de Getsemaní ni del abandono en la cruz). Es una pasión triunfal, en que Jesús asume la cumbre de su vida como una ofrenda libre y consciente.